¡Buenos días!
Espero que os hayáis levantado con buenos ánimos este lunes... y por si no fuera así, aquí os dejo algo que espero que lo consiga. ¡Que tengáis un buen inicio de semana!
[...]
Una vez que se quedaron a solas, se lanzaron
algunas miradas lacónicas.
—Vale, suéltalo ya y deja de lanzarme miraditas
—espetó Adrián.
—No sé qué esperas que te diga… Pero no creo que convertirte
en su amigo sea una buena idea. ¿Qué crees que pensará Luna de todo esto?
—Quiero dejar claro que no soy nada de ella
—declaró contundente—. Y creo que es lo mejor que puedo hacer para que no se
desate la demente que lleva dentro esa mujer. Pronto se irá de aquí y no
volverá a molestarnos.
Estela le miró incrédula con las cejas arqueadas.
—¿En serio? Me parece que eres un poquito ingenuo.
—No es así —farfulló él.
Terminó su café cuando Estela aún no había empezado
con el suyo. Esta hizo un gesto al camarero y no tardaron en atenderles. El
servicio era impecable, y cuando se trataba de atender al dueño actual, mucho
más.
—Quiero un café con leche y una porción de esa
tarta de tres chocolates tan rica —guiñó un ojo al camarero y este se sonrojó
cuando tomó nota.
—Bien —dijo Adrián al cabo de un momento—. ¿Qué
propones que haga? Tengo que ser cuidadoso con lo todo lo que tiene que ver con
esa mujer. Su padre es cliente y crítico de este hotel desde hace décadas. Si Yolanda
decide dejarme en mal lugar y él la cree, cosa que hará… podría hundirnos.
Acabo de tomar el control, y sería el momento perfecto para que la gente llegue
a creer lo que les puedan contar.
—Nadie va a decir nada malo de ti o del hotel,
tranquilo —le pidió con calma—. Como parte no implicada en todo esto, yo podría
intentar acercarme a ella mientras esté aquí, y saber si planea algo en contra
de ti o de Luna. Estoy segura de que quiere estar contigo, y no me imagino el
motivo —bromeó poniendo los ojos en blanco y haciendo una pose exagerada sin
dejar de reír—, pero en serio, es mejor que sea yo la que se ponga de su parte,
al menos en apariencia. Seguro que confiará más en mí que en ti, y más si
cambias de un día para otro.
—¿Y eso porqué? Si piensas que solo quiere meterse
en mi cama, no sé por qué razón no confiaría en mí.
—Venga ya. Si intenta malmeter para que rompas con
tu novia, dudo que vaya a ponerte sobre aviso si planeara algo, ¿no crees?
Adrián lo pensó un momento. Tenía razón, claro.
Pero todo esto le estaba causando jaqueca. Llevaba meses con el cargo y era
agotador; más tarde la fiesta, que también le había dado algunos quebraderos de
cabeza, y ahora esto. Los problemas parecían no querer acabarse. Aunque sin
duda, si al menos tenía controlada a Yolanda mientras se hospedara allí, podría
estar tranquilo. O eso deseaba.
Esperó a que el camarero dejara el pedido de Estela
y se marchara para seguir con la conversación.
—Tienes razón —aceptó al final—. Pero si esto
tuviera que ver solo conmigo, temo que ella vaya a por lo único que puede
destruir con solo contar unas mentiras, el hotel. Dudo que a ti vaya a contarte
nada, al fin y al cabo, eres mi familia, y si quisiera destruir el negocio, no
tendría más que hablar con su padre para acabar con todo. Su periódico tiene
fama local, pero él tiene muchos contactos en las altas esferas —explicó
preocupado.
—Bueno, no creo que el asunto sea tan fácil para
Yolanda. José Acosta aprecia a tu padre, y a ti, así que tampoco se dejaría
llevar por la rabia sin estar seguro. Solo tendríamos que aportar una prueba de
que Yolanda te ha amenazado en alguna ocasión.
—¿Sí? Qué fácil —soltó con sarcasmo. Estaba en lo
cierto, pero no sabía cómo obtener algo así—. Seguro que cree a su hija antes
que a mí. ¿Por qué habría de ser distinto? Al fin y al cabo, es su palabra
contra la mía.
Desde luego tenía razón en ese aspecto, pero como
estaba segura de que Yolanda no iba a dejar de intentar conquistarle por el
medio que fuera, no dudaba que volvería a amenazar a su hotel, a su trabajo,
con tal de lograr su objetivo.
Sin embargo, si tenían las imágenes de las cámaras
del hotel, tendrían las pruebas que necesitaban.
—¿No tienes las grabaciones de aquella conversación
que tuviste el primer día que vino?
—Sí, hay cámaras en esa parte, pero dudo que hayan
captado el sonido, y dentro de los ascensores no las hay; solo en algunos
puntos de las salidas y de recepción —explicó pensativo.
—Deberías poner alguna en tu despacho, y algún
micrófono también. Si vuelve a chantajearte con algo parecido, solo tendrías
que mostrarle las pruebas a su padre, y así no tendrías problemas.
—No pienso poner nada en mi despacho, eso queda
descartado —dijo tajante.
Estela le miró con interés. No tardó ni un solo
segundo en comprender. Habló bajito para que nadie la oyera.
—Por muy bien que me parezca que puedas montar
numeritos calientes con tu novia en tu escritorio, creo que puedes pasar de eso
por un tiempo. Al menos mientras esa loca esté aquí en el hotel.
Adrián se sonrojó de forma violenta. Le daba igual
que hubiera acertado, pero estaba hablando con su prima, y debía confesar que
hablar con ella de sexo le incomodaba muchísimo.
—Lo pensaré.
—Bien —dijo sintiéndose victoriosa.
Le miró de reojo y habló antes de terminar de
comerse la tarta de chocolate.
—Siempre puedes montar un despacho con una mesa
maciza en tu casa —soltó Estela con una expresión inocente.
Adrián casi se atragantó cuando oyó sus palabras.
La miró con mala cara y ella cambió de tema.
—Como sea… pero el caso es que tal vez podríamos
conseguir lo que necesitamos con algunas de esas cámaras ocultas. ¿No es
emocionante? Sería como una espía del hotel, y cuando tengamos pruebas de que
es una desequilibrada con malas intenciones, la chantajeamos con ir a la
policía o algo así.
—Dudo que un video casero pueda servir a la policía
—dijo dubitativo—. Puede que ella me demande por meterme en su vida privada sin
consultar primero —farfulló con mal humor.
—Oh bueno, si eso no te va bien… contrata a un
detective privado, así todo será legítimo.
Adrián cerró los ojos con fuerza.
—Creo que esto se está saliendo de madre, ¿no crees
que es pasarse? No estamos en una película de misterio. Yolanda quiere que
vuelva con ella y no pienso hacerlo. Caso cerrado.
Estela se puso seria entonces. Tal vez se había
puesto muy dramática con eso de un detective, pero algo le decía que no podía
quedarse de brazos cruzados viendo como una cualquiera le destrozaba la vida a
su familia.
—Oye, puede que me haya excedido un poco, pero
tienes que mirar por ti. Si nada más verte esa mujer ya se puso agresiva con el
tema de la mala prensa, piensa lo que puede llegar a hacer si ve que no
consigue nada contigo. Solo te digo que te replantees esto, y que consigamos
algo que te respalde, por si acaso.
Miró a su prima sintiendo que estaba en lo cierto. Nunca,
cubrirse las espaldas había perjudicado a nadie, y él no lo hacía solo por sí
mismo. Tenía que proteger el hotel, a todo el mundo, porque no solo su puesto
de trabajo podía estar en peligro. Y por supuesto, tenía que pensar en Luna. Él
era una persona conocida por la zona y en muchos lugares, y sin bien no era un
personaje mediático a nivel nacional —por suerte para él—, debía pensar en las
consecuencias de aquel arrebato de una de su ex. Aunque ella no se diera
cuenta, su obsesión y sus malas intenciones podían costar muy caras. No podía
confiar del todo en que fuera razonable y madura y aceptara que solo eran
amigos.
Como rezaba el dicho: es mejor prevenir que curar. Y
eso justo iba a hacer. Solo tenía que decidir cómo llevarlo a cabo sin empeorar
las cosas.
[...]
Aquí os dejo el book tráiler, espero que os guste.
Y por si os quedasteis con ganas de más... ya está disponible un relato cortito con una escena final e inédita en "Cuando el amor es de verdad".
¡Felices lecturas!
¡Hola!
ResponderEliminarParticipo en Seamos seguidores y ya te estoy siguiendo. Si me siguieses de vuelta me harías ultra feliz, te lo prometo <3 Te dejo la url:
www.sonambulaquenodespierta.blogspot.com.es
¡Besitos sonámbulos! ★🌙
Hola! Muchas gracias por pasarte y por seguirme! Claro que te sigo también😊
EliminarBesitos!